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Sigue los pasos necesarios para que consigas hacer tu pino perfecto en poco tiempo según instrucciones del entrenador Christopher Sommer.
Este artículo está basado en un resumen del curso “Handstand One” de Christopher Sommer
Para padres que acompañan el entrenamiento de sus hijos e hijas gimnastas.
El libro/curso «Handstand One» del exentrenador de la selección estadounidense de gimnasia masculina, Christopher Sommer, es una obra maestra metodológica dentro del entrenamiento de fuerza gimnástica, especialmente centrada en el dominio del pino o parada de manos. Esta habilidad, aparentemente sencilla a los ojos del espectador, exige una integración perfecta de movilidad, fuerza, alineación corporal y control neuromuscular.
Como madre o padre de una niña o niño gimnasta, comprender la profundidad de este tipo de entrenamiento no solo te permitirá valorar mejor el trabajo que realiza tu hijo en el gimnasio, sino también ofrecerle un entorno más comprensivo y paciente en su camino hacia la mejora técnica.
¿Cuál es el objetivo del curso?
El curso Handstand One (abreviado H1), creado dentro del programa GymnasticBodies, busca descomponer la complejidad del pino en progresiones claras y cuantificables, haciendo accesible esta destreza incluso a adultos sin experiencia previa en gimnasia. Aunque está pensado para el público general, los fundamentos que enseña son extraordinariamente relevantes para cualquier gimnasta infantil que quiera mejorar su técnica y estabilidad en el pino.
- Madera de haya de alta calidad: fabricados con madera de haya estable y sostenible, los bloques de mano ofrecen la máxim…
- Alivio ergonómico de la muñeca: el diseño especial soporta las muñecas y reduce la tensión, ideal para las manos de pie,…
- Compacto y portátil: con dimensiones de 4,5 cm x 14 cm x 9 cm, los bloques son ligeros y fáciles de transportar, perfect…

Técnica, alineación y progresiones
El pino o parada de manos es una de las figuras más emblemáticas de la gimnasia artística. Aunque pueda parecer un simple equilibrio invertido, en realidad representa un dominio corporal profundo, fruto de la combinación de fuerza, movilidad, alineación y control motor.
Acompañar a una niña o un niño en su proceso de aprendizaje del pino requiere comprensión del proceso y, sobre todo, paciencia. En este artículo te explico cómo se construye progresivamente esta habilidad, qué ejercicios la preparan y cuáles son los errores más comunes que conviene evitar.
1. El objetivo: una parada de manos alineada, estable y controlada
El fin no es simplemente “aguantar de pie con las manos”, sino lograr una postura alineada, recta, sin tensión excesiva y con la capacidad de hacer pequeños ajustes para mantener el equilibrio. Esto requiere preparar el cuerpo desde las bases más elementales antes de invertirlo.
2. El error más común: querer hacerlo demasiado pronto
Muchas niñas y niños quieren hacer el pino sin preparación previa, intentando imitar a sus compañeros más avanzados. Pero saltarse pasos puede llevar a frustraciones y, lo que es peor, a lesiones. El aprendizaje correcto se basa en una progresión clara: construir fuerza, mejorar movilidad, dominar la alineación y solo entonces sostener la posición en equilibrio libre.
3. Etapas del aprendizaje del pino: paso a paso
A continuación, se expone una estructura progresiva que todo gimnasta infantil debería seguir para dominar la vertical:
a) Preparación corporal
Antes de invertir el cuerpo, hay que trabajar tres pilares clave:
- Fuerza en muñecas, hombros y core
- Movilidad en hombros y caderas
- Control postural en el plano horizontal
Se utilizan ejercicios como:
- Apoyos de cabeza controlados (tripod, headstand)
- Handstand asistido contra la pared durante 30 segundos
- Trabajo de inclinación pélvica posterior (posición de hollow en el suelo)
- Elevaciones de hombros con brazos pegados a las orejas
b) Trabajo de muñecas: el gran olvidado
Sin muñecas fuertes y móviles no se puede sostener el pino. Por eso se recomienda:
- Hacer 4 estiramientos y 4 ejercicios de muñeca antes de cada sesión.
- Trabajar a baja intensidad para evitar sobrecargas.
Ejemplos: flexiones sobre nudillos, apoyos sobre dedos, estiramientos hacia atrás con la palma apoyada.
4. Alineación corporal: el arte de “apilar” el cuerpo
Una buena parada de manos no se basa en la fuerza bruta, sino en alinear las articulaciones: muñecas, hombros, caderas, rodillas y pies deben formar una línea recta.
Se busca:
- Hombros abiertos hacia las orejas
- Costillas hacia dentro (no sacar el pecho)
- Espalda plana
- Pelvis en retroversión (inclinación pélvica posterior)
- Piernas activas y juntas
- Cabeza entre los brazos, con mirada neutra
Para mantener esta alineación al principio, es necesario generar tensión en todo el cuerpo: abdomen, glúteos, piernas, brazos. Más adelante, los gimnastas avanzados pueden relajar ciertas zonas, pero al inicio es clave mantener esta rigidez.
5. Aprender a equilibrar: cómo se “siente” el pino
El pino no es una postura fija; es un estado de equilibrio dinámico. Se aprende con la práctica a realizar pequeños ajustes que eviten las caídas. El cuerpo se balancea constantemente entre dos extremos:
- Sobre equilibrio (hacia la espalda): se corrige presionando con los dedos contra el suelo.
- Sub equilibrio (hacia el abdomen): se corrige empujando con la base de la palma.
Estos ajustes requieren sensibilidad y precisión, que se desarrolla con el tiempo y la repetición. Al principio, el cuerpo intentará doblar codos, arquear la espalda o abrir las caderas para evitar la caída. Son mecanismos de defensa naturales, pero deben corregirse con paciencia.
6. ¿Cuándo se puede decir que una niña ha “dominado” un ejercicio?
Se habla de maestría cuando una postura o movimiento puede sostenerse con seguridad y control según unos criterios concretos:
- Tiempo de retención (por ejemplo, 5 series de 30 o 60 segundos)
- Calidad técnica (alineación perfecta, sin compensaciones)
- Repeticiones correctas sin fallo
Este concepto es clave, ya que no se debe avanzar al siguiente paso hasta que el anterior esté plenamente dominado. En gimnasia, avanzar sin base es construir sobre terreno inestable.
7. Importancia del descanso: semanas de descarga
Cada tres o cuatro semanas de trabajo, es recomendable reducir el volumen de entrenamiento a la mitad. Estas semanas llamadas de descarga permiten al cuerpo recuperar y asimilar lo aprendido. En niños, que están en constante desarrollo, esta pausa activa es especialmente importante.
8. ¿Con qué frecuencia se debe entrenar el pino?
Depende de la capacidad de recuperación del cuerpo. Algunos niños responden bien a dos o tres sesiones semanales; otros pueden sostener cinco. Lo importante no es la cantidad, sino la calidad y la continuidad. Forzar entrenamientos diarios en un cuerpo que no está preparado solo retrasará el progreso.
Conclusión: un camino lento, pero seguro
Aprender a hacer el pino no es una carrera de velocidad, sino un proceso de autoconocimiento y dominio corporal. Como madre o padre, acompañar este proceso con comprensión y sin presionar el resultado es una de las mejores formas de contribuir al crecimiento deportivo —y emocional— de tu hija o hijo gimnasta.
Recuerda: el pino bien hecho no se mide en cuántos segundos aguanta alguien cabeza abajo, sino en la calidad del movimiento y el respeto por el camino que lleva hasta él.
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Te espero en el próximo programa. Y ya sabes: cuando entiendes la gimnasia, se disfruta mucho más.
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